Se tumbo en la cama, cerró los ojos y pensó en el día de
hoy, y descubrió que por muy raro que parezca él ha sido el que menos ha
sufrido de los que han querido o han conseguido
llorar hoy.
El y una tarde con amistades, siete personas a las que
considera buenos amigos, todos en una misma habitación junto a él, pasando el día.
De entro todos ellos sobresalía uno, ya sea por su olor, o por su sonrisa, pero
el siempre sobresale. Pero el dolor le llego en una pequeña dosis. Ver como se
lanzaba a ver a una “tía buena” en la pantalla del ordenador fue un dolor que
le hizo desear correr y no volver. Solo pudo reírse y fingir para no parecer el
raro de ese grupo. Cuando lo que le habría gustado habría sido besarle y
taparle la pantalla.
Una amiga le empiezo a hablar por el ordenador, estaba mal,
muy mal y el tanto para ayudarla como para escapar de su compañía, solo se le ocurrió
coger la moto ponerse el casco e ir lo más rápido que puedo a buscarla, abrazarla
y si acaso llorar con ella.
Un parque por la noche era pronto, pero ya estaba muy oscuro,
se notaba la humedad y el frio. Allí estaba ella sentada en un banco a lo lejos
mirándole con los ojos empapados, sin dudarlo metió la moto dentro del parque
aparco justamente delante de ella y le abrazo, las palabras sobraban, él le ayudaba
a ella y ella le ayudaba a él. Parados
estuvieron un rato abrazados, el tiempo se detuvo para él, si hubiera sido por él,
se habrían quedado así horas, hasta habrían dormido abrazados. Hablaron ella
lloraba y lloraba, pero él sabía que todo saldría fuerte, no era la primera vez
que tenía que sufrir tanto, siempre lo conseguía ella siempre ganaba, por mucho
que sufriera se levantaba, y se levantaba mucho más fuerte que la otra vez, el
amor una cosa complicada, la familia una cosa con la que se sufre y el futuro,
el principio de su sueño. Ella era lo bastante fuerte como para vencer a esos
tres factores que tan negativamente le influían, y él lo sabía.
Una sombra se acercó por detrás, era el novio de ella. El
que hace cuarenta minutos estuvo en la casa de él, siendo parte de esos ocho
amigos que pasaban el día juntos. Se miraron los tres el notaba una cierta
mirada de odio en el novio, pero no dijo nada. El sobraba allí, ya había cumplido
con su deber.
Arrastrando la moto veía como los dos hablaban a la
distancia, quería abrazarla pero ahora era el turno del novio. Cuando se iba a
ir, otra persona se le vino a la cabeza, en realidad llevaba todo el día en su
cabeza, preocupado por ella, la persona que era como su hermana, la persona que
mejor le conocía y de las que más quería en este mundo. Sin dudarlo la llamo al
móvil para preguntarle si podían verse… A los cinco minutos estaban los dos
abrazados, y demostrando lo que se importan mutuamente. Se montó en la moto,
recogieron el casco para ella y se fugaron a la playa, tumbados en la orilla oían
el ruido que hacían las olas al chocar contra la orilla. Larga historia que
represento perfectamente lo que es la vida…y lo triste que es el final de esta,
donde la gente llora y se cierra en sí misma, donde como dice ella, personas
que nunca has visto en la vida te dicen “lo siento mucho”, y tú te preguntas ¿Qué
sientes? Si ni siquiera sabes cómo coño me siento.
Lagrimas caían de su rostro, otro abrazo, un beso y el amor
que ambos tenían. Al rato ya estaban los dos en la moto recogiendo la comida de
ella y llevándola de vuelta a casa, le habría
gustado quedarse más rato con ella, pero ninguno de los dos podía, otro beso y él
se alejó en la moto mirándola por el espejo retrovisor…
De vuelta pensaba en todo lo que había pasado, pensaba en
muchas cosas pero sobre todo pensaba en ellos cuatro, en el mismo y su relación,
y en dos de sus mejores amigas que sufrían como casi nunca les había visto.
Pero sobre todo, quería volver a verle…
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