¿Por qué? ¿Por qué siempre
la misma historia? ¿Acaso me he adentrado en un bucle sin fin? Siempre la misma
historia, siempre la misma escena.
Cada día que pasa se
ve lo mismo, me haces ilusiones, las destruyes, las haces, las destruyes...
Noche fría de
principios de Abril. Cinco jóvenes dañados recurren a una botella para huir de
esta vida y adentrarse en otra donde la felicidad está presente.
Uno solo sonríe,
otra solo quiere ser feliz llamando a su novia y ser feliz escuchando esas
palabras que tanto añoro, te quiero. Otra grita, llora. Sonríe. Sufre, se quita
la camiseta y se baña en la fría mar para ver si se lleva sus penas y llegar a
ser feliz. Yo sonrió y estoy pendiente a él. El camina por la orilla de la
playa cabizbajo aun con el sabor del ácido en la garganta, rajando por dentro.
Lloras, murmuras palabras vacías, pero dices la que se identifica conmigo, me
voy a quedar solo toda la vida.
Te sigo al ritmo de
la música y te encentro tumbado en la arena observando las estrellas. Me siento
al lado tuyo, hablamos, lloras y nos abrazamos tumbados en la arena. Yo encima
de ti, yo no me quería ir, tú no querías que me fuera, me agarrabas y no me
dejabas ni levantarme para incorporarme. Nuestros labios a menos de tres centímetros,
dos, uno, se rozaron un poco pero nada más, porque es verdad, nunca pasara
nada.
Unos diez minutos
solos apartados del mundo, solos tu y yo bajo una luna llena y un manto de
estrellas que nos arropó en esa fría noche de comienzos de Abril.
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